Uno de los sectores que marcha a la vanguardia en nuestro país es el sector de las ciencias.
Instituciones como el Finlay, el Centro de Ingeniaría Genética, la Universidad de la Habana, el Instituto Pedro Kourí y el propio Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) por sólo citar algunos son ejemplos más que elocuentes de la consagración de hombres y mujeres que ponen intelecto y voluntad en una batalla por la vida.
Por eso, sería injusto no hablar de los aportes suyos en las últimas décadas cuan do se han crecido para burlar el bloqueo impuesto por los Estados Unidos cuyos gobiernos históricamente han hecho lo posible para que la población cubana no reciba aquellos medicamentos de última generación.
El cáncer hepático es, por ejemplo, la neoplasia más difundida en aquellas regiones donde el virus de la hepatitis B tiene alta prevalencia y en el mundo existe una cantidad considerable de portadores asintomáticos, lo que hace cada vez más complejo el control de la infección.
Con el advenimiento de esta vacuna creada por los científicos cubanos y su inclusión en el programa ampliado de vacunación la situación ha comenzado a cambiar: se reducen loscasos nuevos y los portadores y como consecuencia se disminuye la mortalidad por cáncer hepático como secuela de este virus.
Otro logro de nuestros científicos es la vacuna contra la haemofilus influenzae que este año ha preservado la vida a miles de niños y ancianos fundamentalmente.
Nuestros hijos están inmunizados contra 13 enfermedades letales: tétanos, sarampión, poliomielitis y difteria son algunas de ellas, todo obra de los científicos cubanos que usando los más variados métodos y tecnologías no cesan en su afán por preservar la vida.