12/4/10

Y ocurre en la civilizada Europa

La España de “El País” que lidera junto al Nuevo Herald una feroz campaña de descrédito mediático contra mi pequeña isla nada dice de que constituye un delito por esos lares, investigar los crímenes del franquismo, que es lo mismo que decir del fascismo español.

Por eso quiero comentarles que la justicia española ha decidido “sentar en el banquillo de los acusados al juez Baltazar Garzón2 para evitar que investigue los crímenes de lesa humanidad provocados por el franquismo y que esto ocurra, justo en el centenario del natalicio de ese gran poeta que es Miguel Hernández, es una alevosía.

Miguel Hernández, el pastor de Orihuela, antifascista hasta la quinta esencia y símbolo genuino de amor por la libertad, desapareció en la oscuridad de las cárceles franquistas después de haber iluminado las trincheras republicanas con sus versos y su amor.

Pero Miguel Hernández no fue el único, es un o más entre las tantas víctimas del fascismo español y a CIEN años de su nacimiento, cuando millones de hombres y mujeres de este planeta le rinden homenaje de recordación, en su España queridísima, la misma tierra donde nació, creció, pastoreó cabras, escribió versos y combatió al fascismo, se acusa a un juez por querer investigar aquellos crímenes que se cometieron contra el pueblo.

Es la misma España a la que Miguel Hernández dedicó los más conmovedores poemas, nacidos mayoritariamente al calor de la guerra antifascista, versos cargados de arengas, gritos, cólera, ternura, compasión y llanto y todo lo que era capaz de bullir en su alma y en el alma de su pueblo.

Y le cantó al niño yuntero, a la juventud, a los campesinos, a los jornaleros y en todos ellos la denuncia enérgica contra el fascismo español.

Por eso duele y duele mucho que en su país un juez honesto sea cuestionado por una pandilla de jueces que pretende silenciar la verdad, mantener la impunidad jurídica y destituirlo por haber pretendido investigar crímenes de lesa humanidad cometidos durante el gobierno del General Franco.

Y créanme, esto no ha sucedido en Argentina ni en Chile ni en ninguna otra nación de esta América nuestra, está sucediendo por estos días en la civilizada Europa, pero sus medios masivos de comunicación nada dicen al respecto y “El País” que tantos titulares ha dedicado a esta guerra mediática contra Cuba tampoco se ha dado por enterado de un acontecimiento que por lo sensible que resulta para su pueblo debería ocupar las primeras planas en sus ediciones.

María de los Ángeles Polo